El Día de Muertos es considerado una de las tradiciones más representativas de nuestra cultura mexicana. Se acostumbra celebrar a partir del día primero de noviembre, dedicada a Todos los Santos, en especial a niños fallecidos; y el 2 de noviembre dedicado a los adultos.
La Día de Muertos es una de las conmemoraciones más esperadas del año en todo México. Cada año podemos encontrar diferentes zonas de la ciudad capital, así como de muchas poblaciones de toda la República, adornadas con flores, colores y distintos sabores para honrar a los desaparecidos.
Pero, ¿de dónde viene la celebración?
El origen de esta tradición se remonta a un tiempo anterior a la llegada de los españoles, ya que hay registros de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. El festival del que surge esta fiesta se conmemoraba el 9º mes del calendario solar mexica y duraba un mes. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, “La Dama de la Muerte” y se rendía tributo a los parientes fallecidos.
El elemento más representativo de la festividad de Día de Muertos en México son los Altares con sus ofrendas, una representación de nuestra visión sobre la muerte, llena de alegorías y de significados. Los elementos que se pueden encontrar en los Altares de muertos son:
– El papel picado de colores: Generalmente de colores morado, rosa y naranja, que simbolizan la unión de la vida y la muerte.
– Objetos personales del difunto y fotografías, en forma de homenaje.
– Bebida y comida: Se coloca el alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos, para que el alma lo disfrute.
– Pan de Muerto: Es una representación de la eucaristía y fue agregado por los evangelizadores españoles.
– Agua natural: El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de regeneración de la vida y de las siembras, y en la ofrenda se representa con un vaso lleno de agua que sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos.
– Velas y veladoras blancas: Símbolo de amor que guía a las almas al Altar.
– Flores: Se utiliza el cempasúchil que representa la tierra.
- La flor de cempasúchil es símbolo del resplandor del Sol, que se consideraba el origen de todo. Sirve de guía a las almas para indicarles el rumbo por el cual llegar al que fuera su hogar. Cada flor representa una vida y en el caso del difunto significa que éste aún conserva un lugar dentro del Todo, y que no ha sido olvidado por sus amigos y familiares.
– Calaveritas de dulce: Comúnmente con el nombre del fallecido, escrito sobre la frente.
La Tradición del Día de Muertos varía según la región, pero todas las celebraciones tienen un principio común: La familia se reúne para dar la bienvenida a las ánimas, colocar los Altares y las ofrendas; visitar el cementerio y arreglar las tumbas; despedir a los visitantes y sentarse a la mesa para compartir los alimentos y convivir con quienes aún siguen con nosotros.
Se trata de una costumbre muy arraigada de nuestro pueblo, producto de esa combinación de culturas y creencias que alcanza su máxima expresión los días 1 y 2 de noviembre, pero cuya trascendencia es permanente a todo lo largo del año.
Ventaneando, Viernes 2 de Noviembre de 2018.