Se cumplen hoy 526 años del arribo de Cristóbal Colón con sus tres carabelas a la Isla La Española, primer contacto que tuvo con el Nuevo Mundo aquel 12 de octubre de 1492. Pero, contra lo lógico, se llamó al continente América en honor del cartógrafo Americo Vespucio, desdeñándose al almirante genovés el mérito de su descubrimiento, aunque él murió sin saber del alcance de su proeza.
AL término de una travesía azarosa de poco más de dos meses, iniciada el 3 de agosto de 1492 en el puerto de Palos de Moguer –situado en el sur de la península ibérica–, el navegante Cristóbal Colón Pizarro llegó a la isla que en principio denominaría La Hispaniola, en el centro de lo que luego se llamaría el Mar Caribe.
Fue el primer contacto de la expedición enviada por los Reyes Católicos de España en busca de nuevas rutas marítimas hacia Las Indias, al hallarse bloqueadas las vías tradicionales por bandas de filibusteros. Esta expedición se tradujo en el encuentro con tierras desconocidas y el Descubrimiento del Nuevo Mundo. O sea el continente más tarde bautizado con el nombre de América en honor del cartógrafo italiano Americus Vespusius, quien al recorrer los litorales de las nuevas tierras trazó los primeros mapas de su configuración.
La fecha oficial del descubrimiento quedó marcada el 12 de octubre de 1492.
La expedición estuvo formada por tres carabelas: la Niña, la Pinta y la Santa María, comandadas por el capitán Colón y los hermanos Yáñez Pinzón, con tripulaciones formadas en mayor parte por marineros y delincuentes comunes sacados de prisiones castellanas. Esto se debió a que pocos libertos se atrevieron a embarcarse en la aventura de navegar por mares ignotos, cuando persistían mitos y leyendas sobre los bordes cuadrados de la Tierra y sus precipicios al infinito.
La Hispaniola –su nombre original–, isla que comparten la República Dominicana y la otrora colonia francesa de Haití, fue el primer territorio tocado y explorado por los buscadores de nuevas rutas hacia regiones de la India. Iban en pos de las especies y los raros comestibles de aquellas tierras que halagaban el paladar de las familias peninsulares de la Iberia.
Las carabelas de Colón navegaron en sentido contrario a lo acostumbrado, de manera que salieron del Mediterráneo para surcar las aguas procelosas del oceáno Atlántico, en dirección franca al oeste. Fue una experiencia única para Colón y su gente. En la travesía encontraron borrascas, tempestades y huracanes nunca antes sorteados por ninguno, que en más de una ocasión estuvieron a punto de echar a pique las embarcaciones y hacerlos naufragar.
Mas quiso la buenaventura del genovés y acompañantes que, al cabo de setenta días de navegación, cuando la gente aburrida y desesperada comenzaba a amotinarse, el vigía dio por fin el grito de “¡Tierra a la vista!”. Y se descubrió América. JLDY
Ventaneando, Viernes 12 de Octubre de 2018.