ESTA BOCA ES MÍA
HACE unos días fui a ver El Código Da Vinci. Luego de haber leído el libro y de escuchar críticas feroces a la puesta en pantalla grande, el filme superó mis expectativas.
Resulta curiosísimo que este libro de Dan Brown haya generado tanta polémica. Anoche platicaba con un grupo de amigos justamente el tema central: el atrevimiento del novelista para poner en manos de millones de lectores un cuestionamiento magnífico sobre el patriarcado sexista del dogma católico.
La plática se puso sabrosísima cuando Pablo decidió hacer una pregunta hipotética: ¿Qué pasaría si el planteamiento de la novela fuera real? ¿Qué pasaría si un buen día se demuestra sin lugar a duda que Jesús era un hombre común –un visionario mortal y romántico como el mejor–, que hizo una vida de hombre, con relaciones eróticas e hijos?
En una mesa plural encontramos que cuestionar al poder político del Vaticano no trae nada bueno. Nos reímos aliviadas de no estar en época de la Santa Inquisición porque ya estaríamos tatemadas. La idea de que la Iglesia fuese fundada por un hombre y una mujer iguales, tumbaría de inmediato la terca noción Agustina de la castidad de los curas, que tantas mentiras y abusos sexuales ha solapado.
Los patriarcas que aseguran que la Iglesia es masculina, que hay un Padre, un hijo y un espíritu santo, y que las mujeres nomás están para ser esclavas de esa trinidad, estarían furiosos de perder su patriarcado misógino.
Luego de cualquier cantidad de argumentos divertidísimos, Tomás se puso serio y aseguró que aun cuando algo así sucediera, los poderes eclesiásticos serían incapaces de reconocer que han creado una cultura excluyente, que defiende a los hombres de poder de la Iglesia a como dé lugar, y que la doble moral de los políticos católicos no tiene remedio.
Laura nos recordó la historia del padre Samuel, un cura simpatiquísimo que venía a Cancún y que en sus estadías para los Cursillos enamoró a más de seis mujeres casadas, y tuvo relaciones eróticas con ellas, pero siempre volvía a su sotana y al dogma de las apariencias. Luego recordamos la historia de los niños abusados por un cura en el Colegio Cumbres de Cancún. El director, Legionario de Cristo, mandó llamar a madres y padres de familia para callarlos por el bien de la “causa” y porque los niños “inventan fantasías”.
Nuestro amigo Tomás admitió que él fue uno de los que aceptó negociar el silencio de su hijo de diez años, quien fue tocado sexualmente por el cura. Gracias a la hipocresía y al miedo al poder político de los Legionarios, se desvaneció la historia y el Cumbres sigue siendo el colegio de la alta sociedad cancunense, el que presume de infundir los valores morales para los empresarios y hombres de poder del futuro.
Laura nos recordó el último documento expedido por el Vaticano respecto a los abusos sexuales perpetrados por el padre Marcial Maciel, otro Legionario (Cristo se moriría de vergüenza de ver lo que han hecho las legiones en su nombre). Allí está la burla pública que considera que todos los hombres de la Iglesia están por encima de las leyes y del sistema judicial de México (y de cualquier país que se atreva a cuestionarles).
Escondidos bajo la sotana de una falsa bonhomía, algunos curas cometen delitos de pederastia, y violan sin temor los mandamientos que los rigen. Con sus discursos propugnan el sexismo y la homofobia, advierten del pecado y lo cometen porque se saben perdonados por anticipado.
No cabe duda, las historias sesgadas, creadas por el hombre en aras de controlar a la sociedad, nunca dejan buenos saldos. Seguir la filosofía de un Cristo casado con una María Magdalena poderosa, con una vida familiar y política plena, sería tanto como compartir el poder y fomentar la equidad, la diversidad y la tolerancia.
Nos guste o no, el mérito de Brown fue poner la semilla de la duda en millones que nunca pensaron siquiera en el sexismo religioso. ¿No crees?
lydia@tentacionrevista.com
Periodista y escritora. Último libro: Los demonios del edén,
publicado por Random House Mondadori.
* Tomado de la revista “Tentación”.
El Semanario de las Mujeres.
México, DF; Número 58, Junio 2006.
Ventaneando, Martes 22 de Agosto de 2023.