UN SÍNDROME, SIN CURA
EL autismo es un síndrome, no es una enfermedad. Por lo tanto, no existe cura. Se puede mejorar la calidad de vida del niño o la niña que lo sufre, y enseñarle nuevas habilidades con la intención de hacerle más independiente. Pero, como en el síndrome de Down y otros trastornos del desarrollo, el individuo que lo tenga será autista toda su vida.
Sobre este tema habló la licenciada Lizbeth Flores Díaz, directora del centro “Hermosos Comienzos”. Ella, conforme a toda su experiencia, manifestó que los tipos de conducta que pueden producirse son: El deterioro grave y sostenido de las relaciones emocionales de la persona con los demás.
También, modalidad distante o solitaria. El niño se comporta como si nadie más existiera, en absoluto, a menos que se trate de personas que a él le agradan y se le acerquen de maneras especiales. Tiene tendencia persistente a volver la vista o mirar como si no viera a los demás, especialmente cuando las personas le dirigen la palabra.
Agregó que igualmente los autistas tienen gran dificultad para jugar con otros niños. A veces muestran total indiferencia con respecto a ellos. Si tal estado se halla presente desde la primera infancia, puede ocurrir que el niño no ofrezca respuesta cuando se le alza ni se prepare para que ello ocurra estirando los brazos.
Dijo la Lic. Flores que muchos padres han comprobado que pueden “llegar a su hijo autista” y han encontrado calidez y cariño debajo de la superficie. Mas la falta de signos externos de calidez hacia la gente que no conoce, continúa siendo una característica.
Puede suceder que el niño examine partes de su cuerpo, como sus manos y pies, mucho después de su época de bebé. Parecerá contemplarlos como si fueran nuevos y extraños.
Asimismo, demuestra preocupación por objetos determinados o por ciertas características de ellos. Esto puede aparecer de una o más de las siguientes maneras:
Coleccionando toda clase de objetos, para acarrearlos consigo; gran ira y angustia si alguno se pierde.
Tendencia a examinar objetos en forma peculiar. Puede ocurrir que el niño de vueltas a las cosas y las muerda, arañe o golpee, las ponga cerca y luego lejos de sus ojos; o las acerque a sus oídos como si estuviera escuchando.
Persistencia sostenida al cambio en el medio y lucha por mantener el orden a la ausencia de cambios. Gran dificultad para aceptar el cambio de rutina; perturbación de la conducta si se cambia la menor cosa.
Muestra una conducta que produce sospechar anormalidades de los sentidos, cuando no hay una causa física aparente. Ninguna reacción a veces, a las palabras o los ruidos. La gente pregunta si el niño es sordo, aún cuando puede oir muy bien algunas cosas. Ninguna reación a veces a las cosas que ve. Poco o ningún interés ante los objetos fijos, aparente indiferencia al dolor, al frío o el calor.
Tiene disposición a probar o comer objetos extraños (carbón, tierra, flores, etcétera), mucho después de la edad en que son comunes algunos de estos hábitos. Anormalidades en el humor.
Sufre ataques de rabia y angustia violentos, caracterizados por gritos, lágrimas, pataleo, etc.; pueden ocurrir debido al cambio en la rutina, a un temor especial que puede resultar muy difícil de comprender, como un baño, ponerse zapatos; a interferencias necesarias de los demás, lavarlos, vestirlos por ninguna razón aparente.
Otros aspectos son: Que sufren períodos de risa, sobre los cuales las razones pueden ser no claras; la falta de miedo ante peligros reales, como jugar con el fuego. Trastornos en el lenguaje, su falta total, fragmentación y contracción de palabras; uso de un lenguaje muy simple, como de un niño de 2 años; empleo del tú, él o el nombre del propio niño en lugar del yo; repetición como un loro de palabras, frases, sin tener en cuenta su significado; utilización frecuente de una voz especial, tipo extraño y pedante del lenguaje.
Trastornos en los movimiento y en la cavidad general: Actividad exagerada, corridas de aquí para allá, quizá más por la noche. El niño permanece completamente inmóvil durante largos períodos. Movimientos especiales, balancearse, golpearse la cabeza, saltar, retroceder, batir y retorcer brazos y piernas; girar, gesticular de diversas maneras con la cara; maneras extrañas de caminar.
Todos estos son antecedentes de retardo grave, en el cual pueden aparecer isletas de funcionamiento intelectual anormal, casi normal o excepcional: No demuestra ningún deseo de comunicarse con los demás ni curiosidad sobre la gente. Los niños autistas no juegan imaginativamente.
Nivel Clínico y/o Comportamental
La especialista precisó que el niño autista tiene trastornos perspectivos. Alto nivel de vigilancia. Audición: capta los ruidos que produce, golpea en las orejas, rechina los dientes. Visión: se mira las manos, mira a los ojos de otros, fija la mirada en detalles. Tacto: frota superficies, explora. Equilibrio: le atraen objetos giratorios. Vestibular: contemplar las cosas.
Padece también alto nivel de sensibilidad. Audición: le asustan los ruidos, se tapa los oídos. Visión: le asustan los cambios de iluminación y los ambientales desconocidos o poco familiares. Tacto: no tolera alimentos ásperos, ni ropa poco suave. Vestibular: miedo a que le echen aire, se asusta en los ascensores.
Falta de respuestas. Audición: indiferente a la palabra hablada, ignora los sonidos, no se inmuta cuando se le asusta. Visión: no percibe los ambientes nuevos. Tacto: se le caen todas las cosas de las manos. Dolor: no reacciona ante golpes y caídas.
Trastornos en relación
Ante las personas, no les mira y se ríe como ausente, se muestra rígido o flácido cuando se le coge; utiliza su propia mano a otra persona como prolongación de sí mismo. Carece de respuesta emocional o social.
Alteraciones motoras
Retraso en el control de esfínteres, autolesiones. Muecas: ateneo reiterativo de brazos y manos, volteretas, salta sobre sí mismo, ruido con los dedos, gesticulaciones de manera extraña, caminar de puntitas. Hiperactividad: pataletas, esterotipos, ejecución de movimientos temerarios con riesgo para su integridad física.
Alteraciones de inteligencia
Se dan todas las posibilidades intelectuales, tal como sucede en la población infantil normal. Se explora la inteligencia para fundamentar el acierto de las predicciones educativas y terapéuticas en función C.I. Es útil para realizar el diagnóstico diferencial con el retraso mental o con los cuadros por privación de cuidados maternos. Las dificultades para explorar la inteligencia de estos niños son por las alteraciones verbales.
Una característica específica del autismo es la invarianza o estimular un cambio en estas circunstancias hace que se desarrolle de inmediato una conducta de protesta caracterizada por:
Interrupción instantánea de la conducta manipulativa que está realizando, respuestas de contrariedad, rabietas, incremento de las respuestas estereotipadas, autolesiones y autocastigo.
Alteraciones de lenguaje
Dificultad para entender o percibir información, bajo nivel de comprensión gestual, incapacidad para discriminar estímulos parecidos, análogos o semejantes, déficit de recogida, procesamiento y organización de la información.
Lenguaje expresivo verbal
Ecolalia retardada, lenguaje metafórico, neologismos, comentarios inapropiados, retrasos en la adquisición del habla o lenguaje, alternaciones fonológicas, sintácticas y semánticas; defectos de la gesticulación, monotonía y habilidad en el timbre de voz y tono, aparición de preguntas reiterativas obsesivas.
Finalmente, la Lic. Lizbeth Flores Díaz detalló, por toda la experiencia cosechada en la conducción del centro “Hermosos Comienzos”, lo que el niño o la niña autista muestra con el lenguaje expresivo no verbal: Concordancia y discrepancia entre lenguaje verbal y lenguaje gestual, muecas, tics, estereotipos, utilización funcional o simbólica de objetos; dificultad para las actividades de imitación, comportamiento en situaciones de juego espontáneo y dirigido, funcionalidad representacional y simbólica.
* Tomado del periódico “El Mañana”,
Reynosa, Domingo 15 de Febrero 2009.
Ventaneando, Lunes 14 de Diciembre de 2020.