(Pueblo Mágico, Cuna y Capital Mundial del Rebozo)
EL rebozo es una de las prendas de mayor tradición en México, motivo de orgullo y respeto a los artesanos que entre sus hilos tejen la sabiduría y el amor por su tierra natal y reconocimiento a la herencia cultural de sus antepasados.
Santa María del Río, San Luis Potosí, es un Pueblo Mágico donde las manos artesanas de sus habitantes fabrican hermosas piezas impregnadas de color, aroma y diseños únicos. Rebozos mexicanos que han vestido a mujeres de todo el mundo, otorgándole a este municipio la distinción de ser reconocido como “Cuna y Capital Mundial del Rebozo”.
Santa María del Río, región de tejedores, fue fundada alrededor de 1592 y está ubicada a solo 42 kilómetros de la capital potosina rumbo a la ciudad de México. Sus pobladores reciben a los visitantes con los brazos abiertos, mostrando el trabajo de calidad que se elabora en sus talleres, atendiendo con diligencia los pedidos especiales: Colores, diseños de rapacejos, tamaños y hasta encargos que significan dos o tres meses de trabajo de una mujer cuando hay que “escribir tejiendo” el nombre de la persona amada, que al recibir un rebozo abrazará toda la paciencia, historia y tradición de cuatro siglos de amoroso hilado.
La elaboración de los rebozos es una actividad familiar y herencia de generación en generación. Los lienzos pueden ser de tres medidas: Normal, de 3.60 metros; mediano, de 2.80m, y chico, de 2.20m. Y para su confección se realizan pasos precisos.
En primer término, se devana el hilo y se coloca en los cañones la cantidad necesaria según el tamaño deseado. Se procede a la urdimbre y es en el urdidor donde se le da la medida al lienzo. De ahí se traslada a un bastidor, donde el hilo se “pepena”; es decir, se separa del jaspe según el dibujo. Después se tuercen los cordones y se agrega atole de masa para que el hilo se endurezca y facilite el amarre, proceso denominado “boleo” que consiste en cubrir con atados de nuditos las partes del hilo donde no se desea que penetre la tinta.
Después del “pepenado” y el “boleado” el hilo se tiñe y se deja secar, para proceder al tejido. Una vez concluido este paso les toca el turno a las empuntadoras, que en su telar de cintura tejen a mano, a base de nudo, el rapacejo o punta; tarea complicada y minuciosa ésta por la habilidad manual y creatividad que involucra.
La elaboración de cada rapacejo o punta les toma cerca de veinte días, aunque la duración del procedimiento depende de las medidas del rebozo.
El rebozo más fino es el de seda natural y por su calidad puede pasar por un anillo sin dañarse. Para el cuidado de la prenda se utiliza la caja de madera taraceada.
La variedad y riqueza de los rebozos de Santa María del Río han permitido a sus artesanos obtener premios y reconocimientos nacionales e internacionales.

UN CORAZON ENAMORADO DEL REBOZO
EN el escenario cultural de México brilla el nombre del maestro Arturo Estrada Hernández, hijo pródigo de Santa María del Río, quien a los 9 años de edad compartía su tiempo de estudio con algunos juegos y el aprendizaje del tejido del rebozo, junto a sus mentores José Rodríguez y Cecilio Duarte Sánchez, quienes le guiaron en el conocimiento y la elaboración de la prenda.
Esta tradición él la continúa ya que hasta hoy en día participa y promueve la realización de cursos y talleres en los que las nuevas generaciones abrevan sus enseñanzas, estrategias, técnica del tejido en telar de cintura e innovaciones de diseño que este afamado rebocero les comparte.
Son ya 36 años de acariciar con sus manos las piezas que elabora de corazón, porque en cada prenda impregna la emoción de imaginar a la mujer que, algún día y en algún lugar del mundo, se colocará en el cuerpo su rebozo con delicadeza, reconociendo no sólo su belleza sino la labor, el tiempo y los afanes de su pueblo, tejedores de tradición.
Seguramente Arturo nunca imaginó hasta dónde llegaría con su arte. Su inquietud por la promoción del rebozo potosino le lleva, desde muy joven, a participar en concursos artesanales, logrando su primer triunfo en 1994 en el Certamen Nacional Gran Premio de Arte Popular.
A partir de esa fecha ha cosechado múltiples preseas nacionales y estatales, entre los que destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2001, el 1er Lugar del Primer Concurso Nacional del Rebozo 2005; el Galardón Nacional 2014, el Galardón Estatal 2015 y el Galardón Nacional 2016, en el certamen convocado por instancias gubernamentales del país.
Además, en reconocimiento a su intensa labor de promoción y difusión, recibió la certificación como Gran Maestro, de parte del Ayuntamiento de Santa María del Río, SLP.
El compromiso queda de manifiesto en la intensa producción del maestro Estrada. Originalidad y creatividad que van de la mano de su vocación académica, ya que de manera permanente investiga y pone en práctica la combinación de tradición con nuevas formas que enriquezcan el producto final. Comparte siempre los resultados en foros educativos, universidades como la de Andalucía, España, en 2010; y museos, entre los que mencionamos el Fashion Textil de Londres, Inglaterra, en 2014; el Royal Ontario Museum, de Canadá y la Brunei Gallery, SOAS, también de Londres en el presente año.
Con el orgullo dibujado en el rostro manifiesta su verdad cuando expresa sin reservas: “Para mí, hacer rebozos es una pasión”, sensibilidad y emoción que complementa con la satisfacción de ser un creador sin afanes lucrativos o de riquezas.
Es un hombre que encuentra la felicidad entre los hilos, los colores, los diseños, sus antepasados y quienes aún no conoce, pero que en algún momento se cruzarán en su camino, para admirar su obra y entregarle una palabra de agradecimiento por inscribir su nombre, con profundo respeto, en la historia del arte popular de México.
* Tomado del Calendario Publicitario
de Nuevo Laredo “Corazones Con Arte”,
Promoción y Difusión Cultural sin Fronteras.
Directora: Quim. Gloria Huerta de Ríos.