HISTORIA DE EXUBERANTES BELLEZAS
Es una isla unida a tierra firme por dos
puentes, de tal manera que está rodeada por
el Mar Caribe y la Laguna Nichupté.
DESDE las primeras visitas de los europeos en el siglo XVI hasta hoy día la Costa Oriental de Quintana Roo ha cobrado fama internacional por la admiración que provoca su belleza natural, así como por todos los servicios que actualmente ofrece su gran infraestructura turística, para todos los gustos e intereses.
Las cálidas y transparentes aguas del mar Caribe, con sus tonos azules y verdes, arrecifes de coral y numerosas especies de peces; sus playas de arena fina y blanca; sus islas, caletas y lagunas; su exuberante selva tropical, con rica flora y fauna; y, por supuesto, “el rosario” de vestigios arqueológicos que posee, han convertido a la zona en una de las más atractivas del mundo.
La Costa Oriental se localiza en la zona norte de las Tierras Bajas, en una de las dos áreas en las que se divide la región maya. La zona norte abarca la península de Yucatán, comprendida por los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
El área tiene una larga historia prehispánica que abarca casi 2 000 años, desde el 300 a.C. hasta la conquista española de la región, alrededor de 1550 d.C. Para fines de análisis este amplio lapso se divide en los tres grandes períodos del tiempo mesoamericano: Preclásico, Clásico y Posclásico. La zona se caracteriza porque ahí se encuentra el mayor número de sitios mayas del Posclásico (1000-1550 d.C.), aunque varios de ellos, como Cozumel, Xcaret, Xelhá y Tankah, tienen antecedentes desde mucho antes, en el Preclásico Tardío (300 a.C.-250 d.C.).
Es importante señalar que durante este largo tiempo varios de esos sitios costeros fueron ocupados y desocupados en distintos momentos y tuvieron sus respectivos desarrollos. Asimismo, hubo ciudades con un importante poblamiento y desarrollo constante durante el Clásico (250 d.C.-1000 d.C.), como es el caso de Cobá. Éste fue el centro rector del noreste de la península y representante del dominio político y de las expresiones culturales de esa época; es muy probable que algunos sitios de la costa, como Xelhá, le sirvieran como puertos para realizar el importante intercambio comercial entre el norte y el sur.
Por ese tiempo, en Yucatán destacaron ciudades con características similares de control y poder centralizado, como Sayil, Labná y Kabah. Pese al gran avance en los últimos estudios, las razones del abandono y colapso de las espectaculares ciudades mayas del Clásico (como Tikal en Guatemala, Palenque y Yaxchilán en Chiapas, por mencionar algunas) –con su esplendoroso auge cultural y demográfico–, todavía arrojan enigmas por resolver; guerras, epidemias, desgaste de los recursos naturales, cambios políticos y económicos.
Cualquiera que sea el conjunto de factores que expliquen ese declive, hay una marcada transición del Clásico al Posclásico, influida por la caída de Cobá y el auge y decadencia de Chichén Itzá en Yucatán (que ejerció gran poder y dominio en toda el área, como si fuera una ciudad típica del Clásico). Las características del Posclásico en el área que nos incumbe se reflejaron en la vida política, económica y social.
Durante el Posclásico hubo en la Costa Oriental un numeroso poblamiento de diversos grupos, con predominio de los itzaes (quizá de origen chontal y putún), también habitantes de Chichén Itzá. El territorio se fragmentó en pequeñas unidades políticas o provincias (¿autónomas o confederadas?), ya no dependientes de un centro rector, como sucedió en el Clásico; más bien parece ser que ordenaron sus relaciones sobre bases de equilibrio militar y redes comerciales. El fortalecimiento de cierto tipo de comerciantes probablemente facilitó una mayor movilidad entre las clases sociales y una menor diferenciación entre élites y plebeyos.
Estos sitios costeros –puertos de embarque–, desempeñaron un papel comercial muy importante en las rutas marítimas y terrestres que abarcaron desde la península de Yucatán hasta el sur de Centroamérica, desde las Tierras Altas mayas hasta el Centro y el Golfo de México. Entre los productos locales que se intercambiaban se encontraban: sal, miel, cera, cacao, plumas preciosas como las de quetzal, copal, pieles y tejidos; y se importaban herramientas de piedra, obsidiana, jadeíta y metales como oro y cobre.
Además de su carácter comercial, varios de esos sitios costeros funcionaron como centros religiosos a los que llegaban peregrinaciones de diferentes etnias. Entre los principales lugares que se desarrollaron en esta época están: El Meco (centro religioso y puerto para Isla Mujeres), El Rey (centro político y religioso en Cancún), Playa del Carmen (puerto alterno para Cozumel), Xcaret (principal puerto de embarque para Cozumel), Paamul, Xelhá y el complejo Tulum-Tankah (centro religioso y político). Otras expresiones culturales de este período, como arquitectura, escultura, pintura y cerámica, denotan una tradición maya que se mezcló con otras influencias, como las del Centro de México, que se aprecian en los sitios más destacados del Posclásico: Mayapán, Cozumel, Tulum y Santa Rita, ésta en Belice.
Antes de desembarcar en tierras mexicanas por el Golfo de México, los españoles pasaron por estas costas. En 1517 ocurrió la primera expedición oficial española, dirigida por Francisco Hernández de Córdoba; en 1518 arribó a Cozumel la de Juan de Grijalva y en 1519 la de Hernán Cortés, rumbo al puerto de Veracruz, lugar que marca el inicio de la ruta hacia la conquista de México-Tenochtitlan.
En 1527, Francisco de Montejo desembarcó cerca de Xelhá para iniciar el sometimiento de la península. La costa fue muy visitada por los piratas europeos a partir del siglo XVI. A diferencia de la conquista del Centro de México en 1521, y luego de la de las Tierras Altas mayas, el sometimiento de las Tierras Bajas se prolongó por más de 150 años, y quizá por mucho más tiempo, como se reflejó en la Guerra de Castas del siglo XIX.
Esta paradisíaca franja costera bañada por el mar Caribe, además de ofrecer un encuentro con la civilización y el pueblo maya, presenta una variada gama de atractivos, desde las transparentes aguas turquesa que bañan sus litorales, protegidas por la segunda barrera arrecifal más grande del mundo, hasta el azul profundo de sus cenotes. Otro atractivo son los bellos plumajes de las aves que surcan el cielo y los peces multicolores que habitan en el arrecife. Éste es el escenario ideal para quien busca un plácido descanso o un paseo lleno de aventuras en la selva o penetrar en las entrañas de ríos subterráneos para descubrir cavernas con extraordinarias formaciones.
Se conoce como Riviera Maya a los más de 100 km que parten de Cancún hasta la zona arqueológica de Tulum, en los límites con la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an. Cada destino cuenta con infraestructura hotelera, a veces conformada por modernos y lujosos polos de desarrollo, y otras por rústicas cabañas adaptadas para entrar en contacto con la naturaleza y las tradiciones de la región. Para recorrer la Riviera Maya de norte a sur, se toma la carretera costera núm. 307. A lo largo están los puntos de interés; unos al pie de la carretera y otros tomando cortas desviaciones pavimentadas o brechas.
Puerto Morelos. Se localiza a 35 km al sur de Cancún por la carretera 307, rumbo a Chetumal. En sus cercanías se encuentra el Jardín Botánico Alfredo Barrera (1.6 km al norte), que consta de 60 hectáreas de plantas y flores de la península de Yucatán, y CrocoCún Zoo (3 km al norte), parque zoológico con reptiles, venados, guacamayas, monos, serpientes, lagartos, tortugas y 300 cocodrilos.
Playa del Secreto y Playa Paraíso. Cinco kilómetros separan a estas dos extensas playas ideales para el descanso, con poca infraestructura y mucha privacidad.
Punta Maroma y Punta Bete. En la bahía que flanquea a estos sitios se forma un particular ecosistema: un río de agua dulce que desemboca y emerge a la superficie, cuyas cristalinas aguas se mezclan con el mar. En Punta Bete se encuentra Xcalacoco, sitio ideal para acampar que cuenta sólo con algunos servicios. En medio de la bahía se encuentra el paraje de Tres Ríos, reserva tropical que ofrece al visitante un sinfín de actividades: paseos por la selva en bicicleta, a caballo, en kayac o canoa, o la práctica del snorkel o de deportes de playa.
Playa del Carmen. Es el principal asentamiento urbano de la zona y es conocido simplemente como Playa; antes era sólo el punto para tomar el ferry, hidrojet o grandes yates hacia Cozumel. Hoy, debido a sus tranquilas aguas protegidas por la propia isla, se ha convertido en un importante destino turístico. En la 5ª. Avenida se encuentra la mayoría de los hoteles, restaurantes, discotecas y tiendas. La modernidad se hace presente en el fraccionamiento Playacar, que cuenta con campo de golf, villas y exclusivos hoteles. Ahí también se encuentra el Aviario Xaman-Há y las cavernas Saché.
Xcaret. En lo que fuera un antiguo asentamiento maya se ha desarrollado un parque ecoarqueológico que tiene como propósito mostrar al visitante aspectos característicos de la región. A pesar de que la naturaleza se ha modificado, resulta una experiencia interesante y llena de diversión que toma un día entero y parte de la noche, pues ofrece la recreación de un pueblo maya en el que se puede visitar una casa típica, un juego de pelota donde se escenifica el antiguo ceremonial, recorridos por ríos y sobre todo el singular paseo por un río subterráneo. Refugios de valiosas especies dan carácter ecológico al parque, como el mariposario, el aviario, una isla de jaguares y pumas y otra de flamencos, así como un jardín botánico con un orquidario y la posibilidad de nadar con delfines. También hay un museo con reproducciones a escalas de las principales pirámides mayas y, por supuesto, vestigios arqueológicos.
Zona arqueológica de Xcaret. Por su estretégica ubicación en una de las caletas más importantes de la zona, Xcaret fue uno de los principales puertos comerciales de la costa oriental de Quintana Roo durante el Posclásico Medio y Tardío. En el Chilam Balam se le menciona como uno de los puntos en la mítica peregrinación de los itzaes. Xcaret significa “caleta”, aunque tal vez el nombre del sitio en la época prehispánica fuera el de P’ole’, derivado de la raíz p’ol, que implica mercadería, trato y contrato con comerciantes, lo cual alude a la función del asentamiento. Las fuentes también señalan la importancia de las ligas matrimoniales establecidas entre los linajes de P’ole’ y Cozumel. Aunque la ocupación de Xcaret se inició en el Clásico Temprano, es a partir del Posclásico Tardío cuando se inicia la gran actividad constructiva que dio lugar a los conjuntos arquitectónicos hoy conocidos.
En ese período Xcaret se integró plenamente al enorme sistema de asentamientos costeros que corría, prácticamente de manera ininterrumpida, a lo largo de varios kilómetros y que habría incluido a sitios vinculados por una red de muros residenciales (albarradas) y estructuras habitacionales bajas. A la llegada de los españoles el sitio aún se encontraba habitado, razón por la cual se construyó allí la capilla católica del Grupo G, uno de los testimonios más antiguos de la presencia española en México. El área nuclear del sitio comprende varios conjuntos, en los cuales se han explorado varias estructuras que hoy pueden visitarse, la mayoría del estilo arquitectónico Costa Oriental.
Paamul. Hermosa playa, excelente para acampar y pescar. En mayo-julio arriban a estas playas tortugas a desovar.
Puerto aventuras. Moderno complejo que se despliega alrededor de una marina. Cuenta con exclusivos hoteles, tiendas, restaurantes y un excelente campo de golf. Se recomienda visitar el Museo de Rescates Subacuáticos Pablo Bush Romero, del CEDAM, en el que se exhiben monedas, armas, cañones y loza del galeón español Matanceros, que partió de Cuba y fue hundido en combate en Palancar.
Xelhá. Bellísimo sitio cuyo nombre significa “lugar donde nace el agua”. Se trata de un acuario natural formado por varias lagunas comunicadas entre sí por ríos subterráneos, de tal manera que en esta caleta se mezclan las corrientes de agua dulce de manantiales con la del mar, enmarcadas por una exuberante vegetación. En este ambiente habitan múltiples especies de peces que resultan un espectáculo inolvidable para quien gusta del buceo y el snorkel.
Zona arqueológica de Xelhá. Por su ubicación, especialmente favorable para el desarrollo de actividades portuarias, Xelhá seguramente fue un emplazamiento de gran importancia en el sistema comercial de la Costa Oriental. Durante el Preclásico Tardío y el Clásico Temprano es probable que fuera el asentamiento costero con la mayor población de la zona y con relaciones con sitios del interior, como Cobá. Tuvo un segundo apogeo en el Posclásico, cuando se consolidó como un importante puerto y se construyeron numerosos edificios religiosos y residenciales, así como la muralla que defiende a las estructuras más cercanas a la caleta de posibles ataques venidos del mar. En algunos conjuntos del sitio que pueden visitarse están varios de los restos de pintura mural que se conservan en la Costa Oriental. Entre esas pinturas destacan las del Edificio de los Pájaros, correspondientes al Clásico Temprano, así como la pintura del Jaguar, que puede verse en el grupo del mismo nombre y que corresponde al Posclásico Tardío.
Zona arqueológica de Tulum. Fue uno de los puertos más importantes del Posclásico Tardío en la Costa Oriental. Se encuentra rodeado por murallas en cuyo interior pueden visitarse edificios como el Castillo y el Templo de los Frescos.
Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an. Declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1986, esta reserva es notable por los diferentes ecosistemas de selva tropical, humedales, sabana y mar que se dan cita en 528 000 hectáreas y 110 kilómetros de arrecifes coralinos donde habitan 1 200 especies de plantas y 345 de aves, así como otras especies de la fauna de la región como tortugas carey, verde, caguama, laúd y loba, cocodrilos, faisanes, pelícanos, flamencos, garzas, chachalacas, jaguares, pumas, ocelotes, jaguarundis y monos saraguatos. Se recomiendan los paseos guiados que organiza la asociación Amigos de Sian Ka’an para internarse en la selva. La reserva comprende una extensión continental y una delgada península que corre paralela a la costa. Hay hoteles y albergues para la pesca deportiva; en el otro extremo de la península se encuentra el criadero de langosta más grande de México: Punta Allen.
* Tomado de la revista bimestral
“Arqueología Mexicana” No. 54.
Marzo-Abril de 2002.
Ventaneando, Lunes 13 de Junio de 2022.