EN plena coyuntura electoral, Donald Trump ha vuelto a colocar al cannabis en el centro de la conversación pública en Estados Unidos. Su reciente discurso en torno a los beneficios del cannabidiol (CBD) para los adultos mayores no es un gesto improvisado, sino parte de una estrategia cuidadosamente diseñada para reposicionar al país en una industria que, sin exagerar, podría transformar la economía global en la próxima década.