TODOS esperamos con muchas ganas el fin de semana largo. La simple idea de poder despertarnos más tarde el lunes parece gratificante, mucho mejor cuando podemos usar esos días como “escapadita” a algún lugar cercano.
Pero, ¿cómo surgió la idea de disfrutar de estos increíbles días? Les recuerdo la historia.
El 17 de enero del 2006 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto del Congreso que reformaba el artículo 74 de la Ley Federal del Trabajo para modificar las fechas de descanso obligatorio de los trabajadores.
Unos días después, el 27 de enero, Vicente Fox Quesada publicó otro decreto para establecer estos cambios en el Calendario Oficial, los cuales entraron en vigor un año después, en 2007.
Así nacieron los fines de semana largos que quedaban de la siguiente forma:
El primer lunes de febrero en conmemoración del 5 de febrero, por la promulgación de la Constitución de 1917.
El tercer lunes de marzo en conmemoración del 21 de marzo, por el natalicio de Benito Juárez.
El tercer lunes de noviembre en conmemoración del 20 de noviembre, inicio de la Revolución Mexicana.
Según el Calendario Oficial, los días festivos para los trabajadores de las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal que se celebran en su día (sin importar qué día de la semana sea) son:
1 de enero, 1 de mayo, 5 de mayo, 16 de septiembre, 1 de diciembre de cada seis años, por el cambio del Poder Ejecutivo, y el 25 de diciembre.
Estos cambios buscaban hacer de los fines de semana largos “un nuevo mecanismo de promoción turística que favorezca el mercado nacional”. Así el gobierno federal contribuía con la promoción del turismo doméstico.
La Secretaría de Turismo federal estimó que el primer fin de semana largo aportó una derrama de 405.3 millones de pesos, pues 160 mil 860 personas visitaron el Triángulo del Sol, que comprende Acapulco, Ixtapa-Zihuatanejo y Taxco.
Sin embargo, ya no podremos disfrutar de ese privilegio, pues ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que propondrá una iniciativa para regresar los días festivos a la fecha exacta en la que ocurrieron, eliminando de esta manera los fines de semana largos.
De ser aprobada dicha iniciativa, los puentes quedarían eliminados a partir del próximo ciclo escolar.
La Unión de Secretarios de Turismo de México se opuso rotundamente a la propuesta del presidente de desaparecer los fines de semana largos. Las 32 entidades federativas del país solicitaron que se reconsidere la propuesta, pues esta medida representaría una grave afectación para la ya muy deteriorada economía y actividad turística en México.
Aunque es solamente una propuesta ha causado conmoción en las redes sociales. Pero, ¿por qué AMLO busca terminar con los puentes?
En el día oficial de la Constitución mexicana, el mandatario señaló que los niños hablan de los puentes pero desconocen lo que se celebra.
Como maestra de Universidad estoy consciente que el presidente tiene razón en el sentido de que los alumnos no tienen buenas bases en Historia y Civismo, pero eso no es culpa de los fines de semana largos.
Si se quiere erradicar el problema, busquemos la causa que lo origina.
Lamentablemente muchos maestros de educación primaria y secundaria no saben explicar la Historia de manera interesante para el alumno. Primero, porque tampoco ellos la conocen; segundo, lo hacen de forma monótona y aburrida, motivo por el cual los alumnos no muestran interés, y la consideran una de las materias que menos les gustan.
¡Nos faltan historiadores!
La solución no es quitar los días de asueto, la solución está en tomar las riendas de la educación. La ignorancia se combate en las aulas con maestros más capacitados, mejor pagados, motivados, con el apoyo de los padres de familia y, por supuesto, con el ejemplo.
¿Acaso es el presidente de México un claro ejemplo del combate a la ignorancia? Yo creo que no.
* Maestra universitaria y escritora.
Tomado del periódico “El Mañana”.
Reynosa, Lunes 10 de Febrero 2020.
Ventaneando, Lunes 17 de Febrero de 2020.